La columna de rafa, del objetivo al subjetivo : Lujó Semeyes

Como debutante, lógicamente comienzo con un fotógrafo cercano y reconocido, siempre abierto a hablar de fotografía, de la necesidad de asociarse en grupos fotográficos para enriquecernos, ya no sólo en lo fotográfico, sino en lo humano. Les hablo de Lujó Semeyes.

–Lujó, ¿imprimes todas las fotografías que haces?

–Qué va, ni de broma. Imprimo fotos para algo muy concreto, como puede ser una exposición; o bien una fotografía que me ha causado un gran impacto. Se puede decir que imprimo un 0,0001% de mi fotografía.

–Pero no crees que el verdadero lugar que le corresponde a la fotografía es su finalización en el papel, en lugar de en el ordenador

–Deberían, pero el problema es que el papel ocupa sitio y además cuesta pasta, y con ya viste, las fotografía que hago suelen ser bastante grandes y te limitan un poco tanto el tener carpetas, como el colgarlas en casa.

–¿Y cómo te organizas en el ordenador? ¿Tienes discos duros exteriores para guardar y clasificar las fotos o simplemente las guardas en una carpeta del ordenador?

–Antes las guardaba en tres discos duros, tres copias, hasta que comprobé personalmente, que hasta con tres copias podías perder todas las fotografías. Ahora lo que hago es subirlo todo a la nube y dejar una copia en el ordenador.

–¿Debe conocer un fotógrafo la herramienta de trabajo que utiliza, es decir, su cámara?

–Eso es fundamental. Nadie coge un coche sin conocerlo. Hay que saber los parámetros, los menús donde tienes las cosas. Mira hay una cosa que, aunque parezca mentira, es una verdad. Todas las cámaras van acompañadas de un manual de instrucciones. Cierto que en ocasiones resulta engorroso y eso nos puede llevar a desistir de leerlo, pero se debe perder un tiempo en ello, es imprescindible para obtener un buen resultado.

–¿No hay algo de “cuento o de ficticio” al clasificar a los fotógrafos entre profesionales y amateur?

–Todo va a depender de cómo vendas el producto. Hay gente muy buena que no logra vender nada y gente mala o mediocre, que aparte de vender, es capaz de hacer creer a los demás lo excelso de su fotografía

–¿Entonces un fotógrafo necesita un cierto conocimiento de marketing para llegar al público, para ser conocido?

–Sí puede ser. Depende de los objetivos que se marque cada uno. Si tu objetivo es hacer fotografía no necesitas marketing para nada. Si tu objetivo es vivir de la fotografía, pues hay gente que invierte muchísimo en marketing.

–Es que vivir de la fotografía… ¿es difícil?

–Yo creo que es imposible. Cuatro personas pueden llegar a hacerlo; podemos hablar de Mellado, de Gervasio…, la inmensa mayoría de la gente de lo que vive es de otro tipo de fotografía como la de bodas, comuniones, de estudio, y de fotos para el DNI y Pasaporte Para de contar.

–¿Y de mucho curso?

–Sí, hay gente que empieza vivir de ellos, de las embajaduries, de las representaciones de marca, de publicidad de tu blog, en tus redes; pero más bien esto que digo es más bien una ayuda que tienen que vivir así de la fotografía.

–¿Por qué el seudónimo de Lujó Semeyes?

–Primero porque Lujó es la abreviatura de Luis José, que era como me llamaban de crio mis amigos en La Felguera; y lo de Semeyes, pues por un poco de rebeldía contra la dictadura de la utilización del inglés porque daba mucha pompa. Así busqué algo más autóctono, más local. Semeyes significa fotografía en asturiano.

–Me comentabas que sobre mil novecientos ochenta y ocho comenzaste en este mundo de la fotografía…

–Pues sí, y además fue el año en que me casé con Eva. Yo previamente andaba con las clásicas cámaras de entonces, pero al cabo de un tiempo con Eva me regaló la Pentax K 1, a la cual le guardo mucho cariño. La primera réflex digital que tuve con un objetivo 50, f 1.4. Con ella empecé a hacer mis pinitos en blanco y negro, montajes de rollos, revelando, y además en una asociación que había aquí, la de Benjamín. Hice incluso fotos para concursos.

–La fotografía se diversifica casi tanto como fotógrafos hacen fotos. ¿En qué lugar se podría clasificar tu fotografía?

–Bueno, yo soy más conocido por la fotografía de paisaje, a la cual dediqué muchos años; sin embargo, yo…actualmente…no lo sabría definir…estoy en ella y cuando se empieza una nueva etapa, tienes un poco la idea clara, pero…no es propiamente dicho fotografía de viaje porque me inclino por denominarla fotografía de otras culturas, es decir, la de la gente con su entorno.

–Entiendo que de paisaje intentas buscar una nueva forma de expresar tus inquietudes y comienzas a derivar hacia la fotografía documental; pero ¿no suena un tanto peculiar la categorización de fotografía de viaje?

–No, no estoy muy de acuerdo con esa clasificación, por eso de te digo que la fotografía que ahora realizo la denominaría fotografía de otras culturas, a la relación de las personas con su entorno.

–Deduzco por tus palabras que entremezclas la fotografía documental con la callejera, que bebes de ellas quizás por su transversalidad?

–Sí, yo creo que toda fotografía es transversal, pues de una u otra manera se relacionan.

–¿Qué prefieres, temas o series fotográficas?

–La serie es algo que empieza y acaba, mientras que el tema siempre estará abierto. Prefiero el tema a la serie.

–¿Reflejas tus emociones en tus fotografías?

–Eso intento a través de la búsqueda y de la selección, tras analizar con rigor el escenario donde voy a obtener la foto. Eso sí, acompañado de mi paquete de tabaco.

–¿Crees más en el trabajo que en la casualidad, fotográficamente hablando?

–El trabajo es muy importante, y observar la fotografía que otros hacen, también forma parte de ese trabajo, pues te ayudará a resolver situaciones, a mirar de otra manera e incluso a aprender de tus propios fallos.

¿Y sobre la frustración fotográfica, qué me puedes decir?

–Pues claro que hay mucho disgusto, pero eso no debe detenerte, pues seguro que incluso en esas fotografías malogradas siempre habrá alguna que te recordará algo ameno obligándote a que trabajes para no perder aquello que querías recoger. 

–La mochila pesa y en ocasiones en demasía, qué porta Lujó Semeyes en su mochila.

–Personalmente llevo muchísimo equipaje. Todo. Luego me arrepiento a las dos horas de cargar con la mochila. En ocasiones dejo la mitad del equipo en el hotel donde esté. Pero bueno, si tu sabes lo que quieres hacer, una cámara, y uno o dos objetivos… Yo, me siento a gusto con el 70-200 o el 17-40.

Llegamos al final de la entrevista a Lujó Semeyes, la cual, espero, se paren un poquito a leerla, pues encontraran en ella elementos muy interesantes. Personalmente me quedo con el concepto de estudio-trabajo.